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miércoles, 21 de junio de 2017

COLOMBIA NO SABE COMO COMUNICAR EL CAMBIO CLIMÁTICO



Un artículo publicado en la “Enciclopedia Oxford de Investigación en Ciencia del Clima” analizó cómo el Gobierno, los medios, la academia y las ONG comunican este fenómeno. Descubrieron que tienen lenguajes que confunden al individuo y no buscan que haya cambios.
 
El estudio afirma que la mayoría de comunicaciones no llaman a la acción. / Cristian Garavito
Si hay algo en lo que parecen estar de acuerdo la mayoría de sectores, desde la política hasta la academia, es que Colombia está en una posición privilegiada para aprovechar los acuerdos internacionales que buscan financiar iniciativas de desarrollo sostenible. Sin embargo, en donde todavía no parece haber consensos es en si el país está aprovechando estas oportunidades al máximo, pues aún da la sensación de que es algo de lo que se habla mucho, pero sobre lo que se hace poco.

Parte de la respuesta a por qué Colombia no ha podido tomar acciones más contundentes frente al cambio climático podría estar en el hecho de que no hemos entendido bien cómo comunicarlo. Una conclusión a la que llegó el artículo “Comunicación del cambio climático en Colombia”, publicado en la Oxford Research Encyclopedia of Climate Science por cuatro investigadores colombianos.
Según explica Luisa Lema, coordinadora de política pública de la ONG Fondo Acción y coautora del estudio, en principio la idea del artículo, por tratarse de una enciclopedia, era hacer una revisión de los estudios que existían en el país. Pero, debido a que es muy poco lo que se ha estudiado sobre comunicación del cambio climático, terminaron agregando un capítulo con casos propios. Concretamente, examinaron cómo cuatro sectores comunican el tema: el Gobierno, los medios, la academia y las ONG.

El Gobierno, afirma el artículo, tiene una tendencia a generar documentos de políticas públicas en abundancia, donde no faltan los relacionados con el cambio climático, liderados por el Departamento de Planeación Nacional y el Ideam. No obstante, a pesar de estos esfuerzos, el estudio concluye que la información es producida en un lenguaje muy técnico que falla al llamar a la acción.

Como estudio de caso, el análisis tomó las comunicaciones nacionales presentadas ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ya que “son documentos que el Gobierno hace con tiempo, sin afán, y permiten rastrear la forma como se ha comunicado el cambio climático en el tiempo”, agrega Lema.

Así encontraron que, mientras la primera comunicación, publicada en 2001, fue un documento de “puertas cerradas”, la segunda, divulgada en el 2010, iba más allá y fue comunicada y publicada en ciertos medios de comunicación. La tercera y última comunicación, que ha sido presentada por módulos entre el 2015 y el 2017, muestra dos avances: que se ha buscado recolectar información del público general para construirla y que su comunicación ha sido diseñada para que personas que no conocen la jerga técnica la entiendan. Los documentos “Los escenarios de cambio climático”, “El inventario de gases de efecto invernadero” y “Análisis de vulnerabilidad y riesgo por cambio climático para los municipios de Colombia” muestran que en los últimos años ha existido un gran avance en cómo se comunica esta información en Colombia.

Los medios, en cambio, han fallado en dos cosas. La primera es que “una mayoría abrumadora sólo comunica lo que el Gobierno comunica”, afirma Lema, afectando así a toda la cadena de comunicación de ahí para abajo. Además, los medios suelen confundir conceptos como cambio climático y variabilidad climática o atribuir los fenómenos naturales a “fuerzas mayores”. “Sólo se habla de cambio en los medios cuando es un tema eventual o cuando hay un evento catastrófico, y esta relación con el lenguaje de desastre bloquea a la gente, porque da la sensación de que no se puede hacer nada al respecto”, explica la investigadora.

Ahora, parte de que los medios tengan como primera fuente al Gobierno se debe a que la academia anda desconectada, en una especie de burbuja. Después de buscar los artículos publicados en la base de datos en inglés Scopus y en la base de datos en español Scielo, en la que estuvieran relacionados investigadores colombianos y la palabra cambio climático, se dieron cuenta de que la academia está más inclinada a publicar en inglés, lo que puede obstaculizar el acceso del Gobierno y los medios a esa información. La mayoría de la publicación científica se queda en los almanaques y no es consultada para tomar decisiones.

Finalmente, en cuanto al trabajo que vienen desarrollando las ONG, éstas parecen tener claros dos aspectos en los que los demás sectores fallan: producir información dirigida específicamente al individuo y lograr que esta información suponga un llamado a la acción. “Las ONG tienen un comportamiento distinto porque están en el territorio y tienen un trabajo con la gente. Son conscientes de la responsabilidad individual frente al cambio climático, que se traduce en comunicación y campañas”, concluye Lema, quien, por trabajar en una ONG, no participó en esta parte del estudio.

Es así como el panorama de Colombia en comunicación del cambio climático parece ser el de un teléfono roto. Hay una desconexión entre quién produce la información, cómo la comunica y el ciudadano o el tomador de decisiones a quienes la información debería serles útil.

“Este análisis lo hicimos partiendo de que la comunicación debería ser un detonador para que, ya sea el Gobierno o el individuo, tome una acción. Pero lo que encontramos es que siempre nos estamos refiriendo al cambio climático como algo que nos supera, una avalancha, y la gente así no queda empoderada para sentir que sus acciones individuales pueden contribuir a hacerle frente”, explica Lema.

Una conclusión que, aunque podría parecer irrelevante, toma gran valor si se tiene en cuenta que los lugares con mayor capacidad para desarrollar acciones de mitigación, como los proyectos de pago por captura de carbón en los bosques, están habitados por comunidades indígenas o afros. Como para implementarlos se debe hacer una consulta previa, si se falla en lograr que el ciudadano de a pie entienda la importancia de estas acciones, la lucha contra el cambio climático seguirá siendo algo de lo que se habla en documentos, infografías y paneles internacionales. Pero nunca llegará a tomar un lugar en las vidas diarias.

FUENTE: El Espectador, 19 / junio / 2017

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