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martes, 23 de diciembre de 2014

CONVERSANDO SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO


Conversando sobre el cambio climático

Hace pocos días se reunieron en Lima, Perú, altos representantes de casi todos los países del mundo, para intentar frenar lo que ya se sabe a ciencia cierta y se lo ha llamado estéticamente: Cambio Climático. Es realidad se trata de la destrucción de la naturaleza, de la desaparición de miles de especies de animales, de la depredación absoluta y total por parte del hombre sobre la naturaleza.

Desde hace más de 20 años, los organismos internacionales se reúnen en cónclaves millonarios y nunca llegan a resultados concretos. Porque son los países más ricos y poderosos del mundo los que bloquean constantemente cualquier posible solución, porque se trata de precisamente destruir o cambiar de sistema de producción industrial y consumista, que es la base de la riqueza y la satisfacción psicológica de todo el mundo.
El llamado sistema de acumulación, que básicamente es el capitalista, tiene su base y sentido en la destrucción de la naturaleza. En palabras más claras: la destrucción de la naturaleza permite la felicidad humana. Esa es en esencia el sentido mismo del llamado capitalismo.
Los sistemas socialistas no tienen mayores diferencias de explotación, sino en sus teorías de repartición de la riqueza. Desde la modernidad, hace unos 500 años, el mundo se ha destruido a extremos colosales y hoy preocupantes. Han desaparecido selvas y bosques, los océanos están contaminados y se convierten en cementerios enormes de los distintos peces. Están desapareciendo los nevados en todo el mundo, y los países que viven de nevados para el agua están condenados a la tragedia en unos 20 a 30 años. Los climas están cambiando radicalmente. 
Es decir, el actual sistema económico es depredador y destructivo. Pero las paradojas son por demás interesantes, pues es el mismo sistema que se encarga de mostrar al mundo, que el sistema es lo único que hay, como si fuera el más humano y que lo material hace la felicidad. Autos, casas y dinero son el sentido de la existencia humana.
 Actualmente los países ricos pasan uno de sus peores momentos históricos. La crisis ha golpeado con dureza sus puertas. La desocupación o paro es el peor fantasma que tienen, el cierre de empresas industriales por la competencia de los países asiáticos, les tiene angustiados. Y no hay más remedio que reabrir sus industrias, para ofrecer trabajo a sus poblaciones. 
En palabras sencillas: seguirá la contaminación y la destrucción de la naturaleza, y no se hará nada a favor de la naturaleza. La reunión de hace días en Lima, será otra más del montón y sólo para la foto. Los lindos discursos a favor de la naturaleza seguirán brillando sin contenido alguno. El modelo de acumulación y patrón de desarrollo no cambiará  ni un ápice. Los adornitos de discurso y teoría como lo sostenible, o verde o alternativo, son sólo parte de la hipocresía mundial, del modelo y del pensamiento capitalista.
No existen actualmente alternativas reales al modelo de acumulación y de explotación consumista. Es parte espiritual de la humanidad, es lo ontológico y genético. Pero desde hace mucho es también urgente pensar y repensar alternativas reales a este patrón de acumulación, y depredador de la naturaleza. Esfuerzos que se están haciendo, esfuerzos que se están profundizando en medio de la vorágine del modelo. Y para sorpresa de los científicos de los países ricos, son los sobrevivientes de las sociedades milenarias indígenas, los que tienen algunas pistas de las soluciones a esta tragedia mundial.
Sí, las pistas más importantes a la tragedia de la modernidad y sus espejitos destructivos, están en las mentalidades de lo que la modernidad llamó atrasados, no civilizados, casi no humanos: los pueblos indígenas. Pueblos que vivieron con sistemas sostenibles durante miles de años, civilizaciones que sobrevivieron al ataque destructivo y brutal de la modernidad, y que lo poco que queda de su sabiduría puede tener en esos contenidos, algunas pistas para salvar al hombre moderno, de la locura destructiva y suicida del modelo de acumulación actual. 
Los miles y miles de años de sistemas distintos y sostenibles del hombre, están siendo destruidos por apenas 500 años de modernidad. Los espejitos actuales, tecnológicos, ya no son suficientes para encubrir la tragedia del cambio climático. Necesitamos radicalidades mentales, saltar al vacío e inventar otros tableros de ajedrez para salvar a la humanidad. Y mirar al pasado con ojos actuales, con sabiduría milenaria indígena. Si es que realmente queremos soluciones, y no parches discursivos y funcionales al sistema actual.

FUENTE: Max Murillo, Página Siete, 23 / 12 / 2014

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